jueves, abril 13, 2006

Jueves Santo evangelio según san Juan 13, 1-15

EVANGELIO
Los amó hasta el extremo
Lectura del santo evangelio según san Juan 13, 1-15
Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado la hora de pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo.
Estaban cenando, ya el diablo le había metido en la cabeza a Judas Iscariote, el de Simón, que lo entregara, y Jesús, sabiendo que el Padre había puesto todo en sus manos, que venía de Dios y a Dios volvía, se levanta de la cena, se quita el manto y, tomando una toalla, se la ciñe; luego echa agua en la jofaina y se pone a lavarles los pies a los discípulos, secándoselos con la toalla que se había ceñido.
Llegó a Simón Pedro, y éste le dijo: "Señor, ¿lavarme los pies tú a mí?" Jesús le replicó: "Lo que yo hago tú no lo entiendes ahora, pero lo comprenderás más tarde." Pedro le dijo: "No me lavarás los pies jamás." Jesús le contestó: "Si no te lavo, no tienes nada que ver conmigo."
Simón Pedro le dijo: "Señor, no sólo los pies, sino también las manos y la cabeza." Jesús le dijo: "Uno que se ha bañado no necesita lavarse más que los pies, porque todo él está limpio. También vosotros estáis limpios, aunque no todos." Porque sabía quién lo iba a entregar, por eso dijo: "No todos estáis limpios."
Cuando acabó de lavarles los pies, tomó el manto, se lo puso otra vez y les dijo: "¿Comprendéis lo que he hecho con vosotros? Vosotros me llamáis 'el Maestro' y 'el Señor', y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Maestro y el Señor, os he lavado los pies, también vosotros debéis lavaros los pies unos a otros; os he dado ejemplo para que lo que yo he hecho con vosotros, vosotros también lo hagáis."
Palabra del Señor.
REFLEXION
JUEVES SANTO
PASIÓN DE NUESTRO SEÑOR
I. Jesús celebra la Pascua rodeado de los suyos. Todos los momentos de esta Última Cena reflejan la Majestad de Jesús, que sabe que morirá al díasiguiente, y su gran amor y ternura por los hombres. Jesús encomendó ladisposición de lo necesario a sus discípulos predilectos: Pedro y Juan. Los dosApóstoles se esmeran en los preparativos. Pusieron un especial empeño en quetodo estuviera perfectamente dispuesto. Jesús se vuelca en amor y ternura haciasus discípulos. Es una cena testamentaria; es una cena afectuosa e inmensamentetriste, al tiempo que misteriosamente reveladora de promesas divinas, devisiones supremas. Lo que Cristo hizo por los suyos puede resumirse en estasbreves palabras de San Juan: los amó hasta el fin (Juan 13, 1). Hoy meditamosen ese amor de Jesús por cada uno de nosotros, y en cómo estamoscorrespondiendo: en el trato con Él, en los actos de desagravio, en la caridadcon los demás, en nuestro amor a la Eucaristía...
II. Jesús realiza la institución de la Eucaristía, anticipa de formasacramental -"mi Cuerpo entregado, mi Sangre derramada"- el sacrificio que va aconsumar al día siguiente en el Calvario. Jesús se nos da en la Eucaristía parafortalecer nuestra debilidad, acompañar nuestra soledad y como un anticipo delCielo. Jesús, aquella noche memorable, dio a sus Apóstoles y sus sucesores, losobispos y sacerdotes, la potestad de renovar el prodigio hasta el final de lostiempos: Haced esto en memoria mía (Lucas 22, 19; 1 Corintios 2, 24). Junto conla Sagrada Eucaristía instituye el sacerdocio ministerial. Jesús se queda connosotros. Jesús es el mismo en el Cenáculo y en el Sagrario. Esta tarde, cuandovayamos a adorarle en el Monumento, nos encontraremos con Él: nos ve y nosreconoce. Le contaremos lo que nos ilusiona y lo que nos preocupa y leagradeceremos su entrega amorosa. Jesús siempre nos espera en el Sagrario.
III. Jesús habla a sus Apóstoles de su inminente partida, y es entonces cuandoenuncia el Mandamiento Nuevo, proclamado, por otra parte, en cada página delEvangelio: Este es mi mandamiento: que os améis los unos a los otros como yo oshe amado (Juan 15, 12). Hoy, Jueves Santo, podemos preguntarnos si nos conocencomo discípulos de Cristo porque vivimos con finura la caridad con los que nosrodean, mientras recordamos, cuando está tan próxima la Pasión del Señor, laentrega de María al cumplimiento de la Voluntad de Dios y al servicio de losdemás. "La inmensa caridad de María hace que se cumpla, también en Ella, laafirmación de Cristo: nadie tiene amor más grande que el que da su vida por susamigos (Juan 15, 13)" (J. ESCRIVÁ DE BALAGUER, Amigos de Dios).Fuente: Colección "Hablar con Dios" por Francisco Fernández Carvajal, EdicionesPalabra.Resumido por Tere Correa de Valdés Chabre

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